Como a muchos de vosotros, la muerte del Papa Francisco y el nombramiento del nuevo Papa León XIV, nos ha removido mucho por dentro y, si nos lo permitís, queremos expresároslo en un texto que os compartimos.
Vemos tanta voluntad de muerte cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo, percibimos tanta violencia también en las familias, contra las mujeres o los niños; tanto desprecio hacia los más débiles, los marginados y los migrantes, que os confesamos que el testimonio de vida del Papa Francisco y lo que conocemos de León XIV, han hecho que volvamos a esperar y a confiar en los demás, y nos han confirmado, a los que formamos parte de este proyecto que es Acción Verapaz, que nuestra apuesta por la solidaridad merece la pena, ‘que esto- lo nuestro- merece la pena’.
El Papa Francisco, en su homilía de Pascua, un día antes de su despedida para siempre, nos decía: ‘Salgan a la calle con el Evangelio en los pies, con misericordia en las manos y con amor en el corazón. Cuiden la Tierra. Defiendan la dignidad humana. Y cuando se reúnan a comer, dejen una silla libre. Que sea para el pobre’.
Y es que ésa es la misión de Verapaz y lo que intentamos, siempre gracias a todos/as vosotros. Más allá de los resultados, de las cifras de proyectos ejecutados o del dinero recaudado, por encima de todo eso, lo que nos mueve es decir a los que están sufriendo el dolor y la angustia, que sus gritos silenciosos son escuchados, sus lágrimas son recogidas, y que para los de Verapaz ¡ni una sola se pierde!
Y tenemos muy claro y creemos firmemente en que la paz es posible. Y a la vez denunciamos, junto a Francisco, que la paz no es posible sin justicia y sin un verdadero desarme. La exigencia que cada pueblo tiene de proveer su propia defensa, no puede transformarse en una carrera general al rearme. Nos invitamos a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas. Nos invitamos a hacernos cargo los unos de los otros, a acrecentar la solidaridad recíproca y a esforzarnos por favorecer el desarrollo integral de cada persona humana.
Celebramos coincidir con él en esta visión de la vida, y en lo que vislumbramos que va a ser el recorrido de León XIV, que hoy camina por los pasillos del Vaticano, pero según él mismo ha expresado, su corazón sigue en Chiclayo (Perú). En las misas al aire libre, en los niños que le decían “padre”, en las cocinas donde compartió sopa y esperanza. Y cuando le preguntan de dónde es, responde sin dudar: —Soy peruano. Porque uno no es de donde nace… sino de donde entrega el alma.
Verapaz nació en 1995, hace 30 años, recogiendo este impulso y con esta inspiración. Abiertos a todos los que compartimos este sentido de la vida como fraternidad universal (Fratelli tutti), nos reafirmamos en este compromiso de unidad, igualdad y dignidad humanas, apostando por lo que nos une, nos acerca y nos vincula. Con agradecimiento y alegría queremos seguir cuidando de lo común, de la casa de todos, de la madre tierra (Laudato sí).
“No te olvides de los pobres” fue un consejo y una invitación que recibió el papa Francisco al ser elegido, y un compromiso y una máxima que inspiró su labor pastoral. Desde Verapaz también escuchamos ese llamado y lo convertimos en el horizonte de nuestro trabajo, en la razón de nuestro ser. A lo largo de estos 30 años de andadura, esa es la ruta que marca nuestro camino, y por la que merece la pena y la alegría vivir, dar vida y dar la vida.
Gracias Papa Francisco, Gracias Papa León XIV.