El 3 de marzo salimos la calle, como tantas otras veces, a un nuevo círculo de silencio organizado por la Red Social Galicia Sur. Cerca de cien personas nos reunimos junto a la Farola de Urzáiz en Vigo, esta vez con un motivo que venía exigido por la más acuciante actualidad: la guerra en Ucrania nos obligaba a pronunciarnos de modo claro y rotundo por la Paz, al tiempo que denunciábamos y condenábamos la agresión brutal del estado ruso y expresábamos nuestra solidaridad con las víctimas.
MANIFESTO CÍRCULO DE SILENCIO 3/3/2022
Estamos en contra de todas las guerras. Son una tragedia y un retroceso de la civilización. No hay nada que justifique las víctimas mortales y el cruel sufrimiento de los supervivientes. Sus devastadores efectos desestructuran las sociedades mucho más allá del conflicto bélico.
Estamos a favor de una cultura de paz que tenga como centro la seguridad humana, las personas y la vida, y que apueste por la convivencia de los pueblos. Por eso denunciamos la agresión del estado ruso al estado soberano de Ucrania y nos solidarizamos en la distancia con todas y cada una de las víctimas humanas de este nuevo episodio militarista.
Nos encontramos ante un conflicto que nos preocupa especialmente por la participación en el incluso de las principales potencias bélicas del planeta, incluidas las que se encuentran en posesión de arsenales nucleares. Sabemos bien que son las personas más vulnerables de unos y de otros lugares las que sufren con mayor crudeza las consecuencias de dichos enfrentamientos entre poder políticos y económicos: en forma de víctimas directas de la guerra, como desplazadas, o como personas afectadas por una sobrevenida pobreza material, energética, climática, habitacional...
El conflicto ucraniano está recibiendo estos días una grande atención mediática, pero este foco informativo no debe hacernos olvidar que en el mundo hay muchos otros episodios bélicos igualmente cruentos, con consecuencias más destructivas en algunos casos y también fuera del que llaman «legalidad internacional»... Pensamos en Siria, Yemen, Etiopía o en otros países de África o Asia. Y no olvidamos la perenne violación de los acuerdos internacionales que el estado de Israel y el reino de Marruecos perpetran desde hace décadas con el pueblo palestino y con el saharaui.
Es por todo ello que cabe delatar aún con más fuerza al militarismo como herramienta para construir y perpetuar una orden mundial eminentemente injusta que, como podemos comprobar, en última instancia, se sostiene bajo la ley de quien tiene mayor capacidad destructiva. Por eso debemos decir no a la guerra, no la cultura militar, no a los ejércitos y a sus alianzas, no al armamentismo cómo negocio, no al derecho del más fuerte.
Del mismo modo, nos solidarizamos con todas las víctimas del terror de esta guerra, y pedimos, rogamos, exigimos, el fin de toda acción bélica y la regulación de cualquier conflicto que pudiera darse a través de medios exclusivamente pacíficos, humanos y respetuosos con las personas, las culturas y las diferentes sociedades.
Por un mundo con más justicia y humanidad. No en nuestro nombre.
No la ninguna guerra. Sí a la PAZ.