Día a día, semana a semana, mes a mes… Israel continúa haciendo lo que mejor sabe hacer: Masacrar al pueblo palestino de Gaza. Las cifras oficiales hablan de 57.882 muertos y 138.095 heridos (el 30% de ellos menores de edad). Pero, según la prestigiosa revista The Lancet, que aplica técnicas específicas para estimar el número de víctimas mortales en conflictos armados, los muertos podrían ser un 70% más.
La ONU sostiene que 805 palestinos han sido asesinados y 5.179 heridos mientras esperaban obtener la comida que desde el 27 de mayo reparte la organización paramilitar Fundación Humanitaria para Gaza. Oficiales y soldados israelíes han informado que los comandantes les ordenan disparar a las personas que acuden a los centros de distribución. “Donde yo estaba destinado, ha declarado un soldado, cada día mataban entre una y cinco personas. No hay medidas de control de multitudes, no hay gases lacrimógenos, solo fuego real con todo lo imaginable: ametralladoras pesadas, lanzagranadas, morteros”.
Los últimos días hemos sabido de nuevos bombardeos sobre escuelas, centros sanitarios y campos de refugiados.
Unicef informa que más de 50.000 niños palestinos han resultado muertos o heridos desde que en octubre de 2023 se inició el genocidio… Un niño muerto o herido cada 20 minutos. Varias decenas de niños han muerto por desnutrición, y un promedio de 112 ingresan cada día en los hospitales para ser atendidos contra ella, según la Organización Mundial de la Salud. Más de 650.000 menores de cinco años enfrentan un riesgo inminente de desnutrición aguda.
Gaza se ha convertido en un “cementerio de niños y personas hambrientas”, ha denunciado el comisionado general de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, Philippe Lazzarini.
Israel y Estados Unidos juegan al despiste con los temas de alto el fuego, tregua, negociación para la paz… Pero sólo es eso: jugar al despiste y suscitar expectativas que no tienen intención de cumplir. Los dirigentes israelíes lo dicen con claridad: La solución de los dos Estados nunca ha estado para ellos en la mesa. Ello, dicen, serviría como una “plataforma para destruir a Israel”. Israel reitera que está decidido a lograr todos sus "objetivos" en Gaza, que no son otros que eliminar las capacidades militares y de gobierno de Hamás y anexarse el territorio.
Después de 21 meses de masacres de civiles, hambrunas organizadas y desplazamientos forzosos, el gobierno israelí anuncia su plan de concentrar en las ruinas de lo que fue la ciudad de Rafah, hoy totalmente destruida, a toda la población gazatí (unos 2,1 millones de personas), aunque en un primer momento concentraría a unos 600.000 en una nueva "ciudad humanitaria".
Se trataría, según los expertos, de crear un campo de concentración en un tramo de 12 kilómetros de ancho al sur de Gaza, primer paso para expulsar a todos los palestinos con destino a Egipto, Jordania y otros países. Ello significaría un nuevo crimen contra la humanidad y la coronación del genocidio y limpieza étnica que llevan adelante Israel y Estados Unidos.
El gobierno israelí comete estos crímenes y violaciones porque tiene garantizada la impunidad otorgada gratuitamente por la comunidad internacional, de manera especial por su protector Estados Unidos y por su cómplice la Unión Europea, que continúan hablando del “derecho a defenderse” de Israel, dando por supuesto que ese “derecho” incluye la limpieza étnica y cualquier otra violación al derecho internacional, sin reconocer ese mismo derecho a los demás. El canciller alemán nos abochornó a todos los europeos al declarar que Israel “nos está haciendo un trabajo sucio para todos” y que tiene en la más alta estima al ejército israelí por hacerlo.
El ministro de Defensa israelí ha informado de que su país logra cada año cifras récord en la exportación de armas, y que en 2024 la cifra alcanzó 14.700 millones de dólares. El 54% de esas exportaciones fue dirigido a países europeos…
¿Es de recibo que la Unión Europea siga evitando la imposición de sanciones a Israel? ¿Tendrán nuestros dirigentes, al menos, la vergüenza de no volver a hablar del derecho internacional, que ellos han enterrado?
La excusa del antisemitismo sirve a los dirigentes israelíes y estadounidenses para desacreditar cualquier postura contraria a la sistemática matanza de palestinos. Hace unos días, la relatora especial de las ONU sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos, Francesca Albanesse, condenó en los más enérgicos términos el genocidio israelí en Gaza, agregando que “no se para porque es lucrativo” y precisando los nombres y apellidos de numerosas empresas que hacen negocio con él.
Dijo, entre otras cosas, que Israel ha arrojado unas 85.000 toneladas bombas sobre Gaza, un número mayor al lanzado durante la II Guerra Mundial, y que los estados miembros de la ONU tienen la obligación de imponer sanciones y cortar lazos con Israel.
El gobierno estadounidense ha reaccionado imponiendo “medidas de castigo” contra Albanese “por sus esfuerzos ilegítimos y vergonzosos para impulsar acciones de la Corte Penal Internacional contra funcionarios, empresas y ejecutivos estadounidenses e israelíes”. Y la ha acusado de “un antisemitismo descarado, apoyo al terrorismo y un abierto desprecio por Estados Unidos, Israel y Occidente”.
Estados Unidos e Israel responden así a cualquier mención a la masacre de civiles, los desplazamientos forzados, las hambrunas organizadas, la limpieza étnica y los crímenes de guerra. Ningún dirigente europeo se ha molestado en mostrar su solidaridad con Albanese, mientras el primer ministro israelí ha propuesto al presidente estadounidense, Donald Trump, para el premio Nobel de la Paz. Y no es una broma; lo dice en serio… Para reírse del ridículo, si no fuera tan dramático.
Waldo Fernández