Rafael Marco, de la Sociedad de Misiones Africanas, visita Níger, nuestro proyecto de niños invidentes y nos narra su experiencia
Niamey, 6 de octubre de 2025
Queridos amigos y familia,
Hoy os escribo nada menos que desde Niamey (Niger) donde llegué la semana pasada y ya el viernes tuve la ocasión de visitar a los niños de Dosso y Gaya aunque fuese casi por sorpresa y rápidamente, acompañados por una escolta de policías que nos iba marcando un ritmo de viaje más que acelerado. A pesar de todo feliz de volverme a encontrar con tanta gente querida, niños y mayores.
Han pasado ya casi dos años que se reflejan en sus rostros más firmes, acogedores y expresivos. Hamida ha cumplido diecisiete años y lleva una mantilla de días de fiesta. Me recita de nuevo su poesía de “Mañana la luz”, ella que contempla a su país desde el corazón, y su hermana Rachida que ya tiene trece años y quiere ser profesora. Nadjin me recita también su poema con la sensibilidad de sus manos que dibuja un mundo nuevo y todos los niños que nos rodean y que se ponen a cantar una canción de bienvenida.
Un nudo en la garganta, os podéis imaginar, contemplando esos rostros llenos de esperanza, aunque sus ojos no vean.
Nos hacemos una foto delante de nuestro centro Villa de Sádaba y seguimos el trayecto que nos han marcado Eric y Dieudonné con las normas de seguridad del país que sufre tanta violencia yihadista desde hace años.
Tenemos que llegar de regreso a Niamey antes de que se haga de noche y durante el viaje voy contemplando este país de superficies infinitas donde he aprendido una sabiduría muy sencilla, de tierras austeras, de antiguos reinos y otra forma de buscar la luz con estos niños que luchan por su dignidad y alcanzar los sueños que se les había negado.
“Nos volveremos a ver”, me despiden. “Nos volveremos a ver”, les respondo con viva esperanza.
Un abrazo a todos, Rafael