PIDEN A LA ONU SALDAR SU DEUDA CON HAITÍ

En vísperas de la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de cerrar la MINUSTAH, la muy criticada misión que la ONU ha mantenido en Haití desde 2004, cinco Premios Nobel de la Paz reclaman reparaciones y el fin de la impunidad por los abusos cometidos  por esta misión.
Adolfo Pérez Esquivel, Jody Williams, Rigoberta Menchú Tum, Shirin Ebadi y Betty Williams escribieron al Secretario General Antònio Guterres para expresarle su “profunda preocupación ante la falta total de justicia y una respuesta reparadora integral para las víctimas directas del balance catastrófico de la MINUSTAH…”. A su vez, señalan que un informe reciente de la misma ONU reconoce que “el número de personas muertas, tras la introducción del cólera por las tropas de la MINUSTAH, es muy probablemente tres veces mayor que la cifra oficial ofrecida el pasado enero.
Plantean revertir la situación donde “un puñado de países poderosos impulsa la creación de misiones llamadas de paz, se costean las mismas con cuotas obligatorias pero se deja que la reparación de sus daños corra por cuenta de eventuales aportes voluntarios.”  En este sentido el mismo Secretario General ha denunciado la falta de fondos para el programa anunciado por la ONU para indemnizar a las víctimas, erradicar el cólera y lograr acceso al derecho humano al agua potable y saneamiento para el 80% de la población haitiana que hoy carece del mismo.
Los cinco Premios Nobel expresan además su total acuerdo con el cierre de la MINUSTAH, por entender que “más que una misión de paz, ha sido una continuidad de la ocupación centenaria estadounidense”, como han insistido numerosas organizaciones de Haití, América Latina, el Caribe y el mundo entero, desde sus inicios.  “Lo que Haití precisa es cooperación, no tutela ni menos ocupación”, concluyen los Premios Nobel. “El pueblo de Haití tiene derecho al respecto y al respaldo…en su lucha por asegurar su soberanía, su autodeterminación y la vigencia de todos sus derechos, incluyendo el control sobre sus bienes comunes que hace a su sobrevivencia y buen vivir”. También está en juego la credibilidad de la ONU, señalan, tras el desastre provocado y la negación de cualquier responsabilidad durante seis largos años.