Experiencia de Sergio en Paraguay

La realidad inesperada

Hace menos de un año tuve la gran fortuna de realizar el curso de Voluntariado Internacional con Acción Verapaz. Fue una experiencia maravillosa que me invitaba poderosamente a poner en práctica la formación recibida. Desafortunadamente, no pude hacerlo este verano debido a que fui seleccionado para un puesto de trabajo en Paraguay como educador ambiental por un año. Sin embargo, jamás llegué a sospechar la realidad tan necesitada que me aguardaba y estaba todavía por llegar….

Desde mediados del pasado mes de julio me hallo en Paraguay desarrollando en la Fundación Para la Tierra un programa de educación ambiental amplio y extenso que trata de abarcar la protección y defensa de los valores naturales en todos sus frentes.

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Son tres las principales funciones a las que me dedico en cuerpo y alma desde mi llegada: visitas a las escuelas locales, información a los turistas y creación de una red de ecoclubs.

Las visitas a las escuelas locales tienen como objetivo el trabajo y refuerzo de aspectos de la biología (ciencia de la vida) y la ecología (ciencia de la "casa común") con niños y jóvenes entre los 6 y 15 años. Mediante una explicación lo más animada posible con muchos dibujos en la pizarra y no poco teatro, y una fluida participación con los propios alumnos, explico temas como las cadenas tróficas, los marsupiales, el ciclo del agua, la importancia de los bosques, la fotosíntesis, la metamorfosis de anfibios e insectos, el reciclaje o en qué consiste un eclipse. 

PARAGUAY2Captar la atención de los jóvenes alumnos requiere abundantes gestualizaciones y constantes cambios en el registro de voz. Al fin y al cabo, ¿qué es una clase sino un teatro? Pero los alumnos no han de ser meros espectadores sino también actores participantes de su propio aprendizaje guiados y motivados por el docente, director general de la obra.

Uno de los principales obstáculos a los que tuve que hacer frente los primeros días fue la suma timidez que muestran las gentes del lugar, poco acostumbradas a la presencia de "blancos", pero que los niños, como buenos niños que son, perdieron rápidamente para mostrarse vivos y despiertos. No así los adultos, sus padres y profesores, con los que se requiere más que ingenio y empeño para ganarse su confianza... 

Paraguay es el único país de Sudamérica que conserva su idioma nativo como lengua oficial: el Guaraní. Una riqueza sin igual pero que resulta una barrera casi inexpugnable para el que no la conoce debido a la dificultad que entraña su aprendizaje... Desde el Mbatecó (¿cómo estás?), el Aguyé (gracias) y el Rojayjú (te quiero) sumado a algunos nombres de animales como Mbopi (murciélago) o Kaí (mono) no he conseguido progresar... Los niños comienzan a hablar castellano a su ingreso en la escuela y es por eso que con los más pequeños resulta imposible una comunicación ágil y fluida.

En cualquier caso me encanta ir cada semana a pasar una mañana con esos "locos bajitos" que tantas alegrías y satisfacciones me regalan con sus ideas y preguntas y que reflejan su despertar a la concienciación ecológica.

Tras la explicación del tema siempre intento acabar con un juego que sintetice la idea tratada ya que bien es sabido que "todo lo que se aprende de forma divertida nunca se olvida"

La creación de los Ecoclubs es el tema que menos desarrollado se encuentra por el momento debido a las muchas y variadas dificultades que están surgiendo. La principal de ellas es reunir a los niños de las diferentes comunidades en un único lugar ya que las distancias son considerables y no cuentan con medios para desplazarse.

Inevitable no recordar las Misiones Pedagógicas y la Institución Libre de Enseñanza en esta labor docente que estamos llevando a cabo en este remoto y olvidado lugar del Paraguay. Tenemos muchas otras actividades planeadas para el futuro como la proyección de películas y documentales de toda índole, la creación de un grupo de teatro, el desarrollo de campamentos de verano y la organización de exposiciones... Me encuentro sumamente motivado trabajando junto al equipo de Para La Tierra por las ganas y energías que derrochan.

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Además, los domingos acudo a “celebración” en la iglesia de Santa Bárbara. No puede denominarse misa ni eucaristía debido a la ausencia de un sacerdote. Consiste en la lectura del Evangelio y algunas oraciones acompañadas con canciones. También existe un grupo de jóvenes y adultos que desean confirmarse y ante los que me ofrecí ser su catequista.

No hay día que no me acuerde de cada uno de los formadores y compañeros del curso de Acción Verapaz, amigos todos a los que mando desde Paraguay un enorme abrazo, tan grande como la distancia que nos separa.

Sergio García Muñoz