Se han comprado 300 gallinas que se han repartido a 30 familias monoparentales teniendo en cuenta que la cabeza de familia fuera viuda o mujer sola, con un mínimo de dos hijos a su cargo y sin trabajo fijo o salario insuficiente. Estas familias están clasificadas como de extrema pobreza, es decir, que viven con menos de un dólar al día.

Se les pidió que estuvieran dispuestas a iniciar la práctica de actividades económicas avícolas. Las gallinas llegaron el 23 de octubre y se procedió a distribuirlas a cada familia dándoles las indicaciones necesarias para que sacasen el mayor provecho posible para reducir su situación de pobreza mejorando su alimentación e iniciando prácticas comerciales que les permitan un mínimo de ingresos para enviar a sus hijos a la escuela.