Más de la mitad de la población infantil de esta región no tiene acceso a una educación de calidad. Es una zona mísera que no ofrece ningún futuro a los jóvenes, un factor que contribuye a la emigración de la mayoría de los niños de zona.

Con el objetivo de que la formación en un oficio ayudará a evitar la emigración infantil o, por lo menos, cualificarla, la UPB ha creado un Centro de Formación Profesional, pero para iniciar su funcionamiento necesitaba la ayuda para pagar el salario de los cinco profesores cualificados: 2 para ‘Arte doméstico’ (costura, cocina, repostería, arte floral…) 2 para ebanistería y uno para forja de hierro.

Allí enseñan a una veintena de niñas las primeras interesadas en acudir a formarse a un Centro. Algunas de ellas vienen desde lejos y recorren unas dos horas a pie. Los chicos también acuden pero en menor número. También se está iniciando una escuela de primaria en el mismo centro.

El proyecto contempla autofinanciarse con los trabajos que los chicos y chicas de cursos superiores vayan realizando como muebles, puertas de madera y de hierro forjado. Porque los estudiantes no sólo se van a poder pagar los gastos de su formación, los ingresos que provenientes de la venta de los trabajos realizados en las sesiones de trabajo práctico, sino que también obtendrán un medio para vivir.